Algunos Casos en Chile

by | May 16, 2002

Antecedentes de la responsabilidad social en Chile

Un caso fue José Tomás Urmeneta, un empresario del siglo XIX quien, en un momento de auge del sector agroexportador chileno, en su testamento dejó asignados recursos para obras de beneficencia en las que había participado como fundador o socio cooperador; entre éstas el Asilo Salvador, los Bomberos de Santiago, la Sociedad de Instrucción Primaria y la Casa de Orates. En el libro de Fundación PROhumana La Acción Filantrópica como un Elemento de la Responsabilidad Social: El Caso Chileno, hay una cita que gráfica claramente la compleja y particular relación que se establece entre los empresarios, el dinero y la responsabilidad social durante ese período. En ésta Urmeneta señala: “la fortuna no es el medio de crear la grandeza de un país y de reparar las injusticias del destino y de las desigualdades de aptitudes. La acumulación de millones es el más vil de los egoísmos”.

 

Fundaciones: Una estrategia de responsabilidad social en desarrollo en las empresas chilenas.

Tal como se señala en el libro de Fundación PROhumana Mapeando las Fundaciones en Chile (Teixidó, S y Chavarri, R., 2000): Características y Desafíos para el Siglo XXI, la creación de fundaciones por parte de empresas es bastante reciente. De esta manera, según la entrevista en profundidad realizada a 94 fundaciones, es posible observar que de las 19 fundaciones cuya creación estuvo relacionada con una empresa (fundaciones empresariales y fundaciones de origen empresarial) sólo 5 de ellas fueron creadas antes de 1990, mientras que las otras 14 fueron fundadas en la última década.

Con tradición en la Responsabilidad Social: El caso de la ASCH

En 1957 en Chile ocurría un accidente del trabajo cada 27 segundos. Dicha situación llevó a la Sociedad de Fomento Fabril a aprobar la creación ese año de la Asociación Chilena de Seguridad (ASCH), una corporación privada sin fines de lucro, para otorgar cobertura total a los siniestros por accidentes laborales y desarrollar programas de prevención de riesgos. Desde su creación la organización ha practicado una activa filosofía de responsabilidad social a través de diferentes programas externos que van desde el incentivo a las artes plásticas nacionales hasta la capacitación de monitores de prevención de riesgos laborales en centros penitenciarios. Junto con esto, en 1975 la ACHS fue la pionera en establecer en Chile y en el ámbito latinoamericano el balance social interno, destinado a medir la calidad de vida laboral al interior de la empresa.

El caso de CMPC: Un Programa de Buena Vecindad

El programa estrella de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC) es el Plan de Buena Vecindad. Esta iniciativa forma parte de la responsabilidad externa de la empresa y consiste en una estrategia de inserción en una comunidad de 200.000 familias en situación de pobreza o extrema pobreza,  implementada desde Forestal Mininco, una de las filiales de CMPC, principalmente en la Región de Bío Bío. Este plan tiene tres líneas de acción: evitar que las acciones de la empresa perjudiquen a la comunidad, insertar a los trabajadores de la empresa con los vecinos y ayudar a que los vecinos superen su condición de pobreza. Esta última acción se logra, por una parte, a través de una política de discriminación positiva en que al menos un 10% de los trabajadores deben ser seleccionados de la vecindad de cada fundo donde se realicen faenas. Junto con ello, hay 12 proyectos orientados a la educación de las localidades donde se desarrolla la acción de la empresa y 4 proyectos que buscan capacitar a las familias de vecinas.

El caso de la Fundación de Minera Escondida Ltda.

Esta empresa considera que una de las variables que van a determinar el éxito del negocio es su política de responsabilidad social. Es así que Salud, educación y tecnología son los ámbitos de acción de la Fundación que Minera Escondida creó en 1996 con el objetivo de contribuir al desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida de la región de Antofagasta, ubicada a 1200 Kms., al norte de la Capital de Chile, a través de la transferencia de destrezas  y habilidades, en especial en los sectores más pobres.

Entre el 2001 y el 2005, la empresa –de propiedad de Broken Hill Proprietary, Río Tinto Plc, Jeco Corporation e International Finance Corporation (filial del Banco Mundial)- destinará, US$15 millones para el funcionamiento de la fundación.

La visión y desarrollo del trabajo de esta fundación escapa absolutamente a una lógica asistencial y paternalista. Convirtiéndose en uno de los casos más emblemáticos para la realidad nacional. Aquí la idea es que los mismos beneficiarios detecten sus necesidades y trabajen con recursos de la fundación para superarlas. En este sentido, el directorio de la organización está formado por seis representantes de la empresa  y cinco integrantes de la comunidad, quienes están encargados de dar la aprobación final a los proyectos que la fundación financia.

 

Spring 2002Volume I, Number 3

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