Experiencias de Adopción de Labranza Conservacionista en la Region Pampeana

by | Jan 11, 2005

Argentine Tourism Ministry photos reflect traditional aspects of nature in the pampas, rather than its burgeoning soybean production.

La llamada cuestión ambiental ha cobrado relevancia tanto en la agenda de los países como en los debates académicos. En general, se coincide en reconocer la capacidad limitada de la naturaleza para sostener el desarrollo tal como fuera planteado en el último siglo. Paradójicamente se cuestiona esos modelos de desarrollo como generadores de los más importantes problemas medioambientales. Surge así una nueva definición de desarrollo que busca articular la satisfacción de las necesidades y la preservación de los recursos para las generaciones actuales y futuras. Se conoce como desarrollo sustentable y marca un hito en la perspectiva sobre el desarrollo y en la relación naturaleza sociedad.

La introducción de tecnología conservacionista en la agricultura presenta importantes transformaciones en el medio rural porque más allá de lo estrictamente ambiental su adopción reconvierte la escena sobre la que se sustenta la sociedad rural. Dicho de otro modo, la incorporación de este tipo de agricultura exige una serie de reestructuraciones que involucra procesos tales como incorporación tecnológica, reorganización del proceso de producción y de trabajo y; una serie de habilidades hacia los actores que hacen uso de esta agricultura que concierne a aspectos de características técnicas en torno al manejo de tecnología como también capacidad de gestión y gerenciamiento del sistema.

Para dar cuenta de las características que asume este proceso en este artículo se presenta el caso del partido de Pergamino[1], considerando los testimonios de distintos actores[2]involucrados en la producción agrícola para destacar las particularidades que asume la adopción y presentar los límites y posibilidades de la agricultura conservacionista.

 

Pergamino en la adopción de siembra directa

Si bien la siembra directa se venía realizando de manera experimental desde mediados de los 70’ es en la década del 90’ cuando el sistema se comienza a difundir entre los productores agrícolas. La detección de procesos de erosión como resultado de la práctica agrícola continua sumado a una serie de políticas económicas que facilitaron la incorporación tecnológica favoreció el proceso de adopción.

 

 Niveles  de adopción

Entre los productores existen diferentes niveles y estrategias de adopción que se pueden distinguir entre aquellos que realizan todo en directa y aquellos que realizan algún cultivo en directa y el resto en agricultura convencional. Estas diferencias en la modalidad de adopción se explica por distintos motivos. Uno, de carácter más estructural, y que tiene que ver con el tamaño de los establecimientos. Los más grandes en general realizan todos los cultivos en siembra directa, mientras que el resto alternan la siembra directa con otra labranza. Otro, de carácter más técnico al que se suma criterios económicos, tiene que ver con las rotaciones de cultivos[3]. Debido a que no todos los cultivos presentan la misma rentabilidad, no todos los productores están en igualdad de condiciones para afrontar las diferencias entre costos/rentabilidad y adopción de siembra directa[4]. También el costo para el acceso a la maquinaria demanda al productor disponer de capital para ser invertido.

“Acá en Pergamino la siembra directa no es algo generalizado. Las estancias sí lo hacen y todo en directa. Pero hay que saber hacer las rotaciones, sacrificar rindes, comprar tecnología”.

“Acá un productor que tiene 150 has o 200 has no hace todo siembra directa, por ahí una vez, pero vuelve a roturar y hace soja. Tal vez porque no tienen la maquinaria y se la dan a terceros. Según los entendidos eso no es directa, es otra cosa”.

Un tipo de modalidad especial de adopción de la siembra directa lo constituye los  contratistas quienes disponen de la maquinaria y la ofrecen como servicios al productor. El tipo de contrato con el productor determina el nivel implementación del sistema. Encontramos contratistas ocupados 100% en establecimientos grandes encargados de realizar las labores de siembra directa. Las decisiones sobre el proceso de producción están a cargo del productor. En cambio, en el caso de contratos bajo la forma de alquiler anual, las decisiones recaen sobre los contratistas.

“La gente con la que trabajamos está muy conforme con la directa. Hay gente que nos hizo el contrato por tres años y otros más reservados no quieren más que por un año.”

Es interesante contrastar estas modalidades de adopción con la percepción de productores que se mantienen en el sistema de agricultura convencional. Ellos destacan las limitaciones económicas de acceso a la tecnología y el tamaño de los establecimientos.

“Nosotros tenemos con mi hermano 64 has en agricultura y las trabajamos con maquinarias viejas, tienen más de 20 años. Este año tuvimos 40 qq promedio de soja, que es más o menos lo que les da a todos. Algunos dicen que con siembra directa también les dio 40 qq, pero yo para hacer ese trabajo me tengo que asegurar que el rendimiento es mejor. Hay muchos vecinos que continúan en convencional. Además si queres pasar a directa te sale un ojo de la cara”.

“Para ingresar al sistema de siembra directa se necesitan como mínimo 200 has, porque si compras una máquina de 50 mil dólares para tu campo solo, es imposible amortizarla. La alternativa para este productor es contratar las labores”.

Frente a las limitaciones de escala y/o económicas encuentran otros motivos para permanecer en la agricultura convencional. Ellos sostienen que no reconocen procesos erosivos en sus campos debido a la continuidad de rotaciones agrícolo- ganaderas.

 

Consideraciones finales

Las diferentes modalidades de adopción en relación con la siembra directa comparten espacios, motivos y limitaciones con otras estrategias de labranzas. Al interior de la siembra directa encontramos criterios que obedecen a aspectos ecológicos, económicos y tecnológicos, estos mismos criterios aparecen como limitantes entre aquellos que permanecen en la agricultura convencional.

Las diferencias son más evidentes en términos de las determinantes sociales para adoptar o no la siembra directa. El sector más desfavorecido para entrar al sistema se encuentra en el estrato de productores medianos descapitalizados o pequeños que resignan parte o toda la dirección de la unidad económica vía servicios de contratistas.

Contrariamente, desde la agricultura convencional, se busca revertir las situaciones de desventaja para mantener activo a este sector; las rotaciones agrícolo-ganaderas, las rotaciones con otros cultivos, la fertilización, etcétera, constituyen ejemplos en esta dirección.

Un actor clave en la difusión de la siembra directa así como en la determinación de las formas de adopción lo constituye el contratista. Este grupo está presente en todas las modalidades de adopción y, bajo determinadas formas se distingue su lugar como “empleado” estable por contrato, como es el caso de los contratistas que brindan servicios de labores a un solo establecimiento agropecuario o, como productor sin propiedad de la tierra pero a cargo de la dirección de todo el proceso de producción y de trabajo.

Para terminar, es interesante señalar la puesta en cuestión desde la agricultura convencional al criterio unívoco en torno a la sustentabilidad que presenta la siembra directa. Se encuentran establecimientos que se mantienen en las labranzas convencionales sin evidencias de degradación de suelos o pérdida de rentabilidad; esto nos vuelve la inquietud hacia cómo resolverá la siembra directa el camino intermedio de combinación de labranzas. También, es importante reconocer -producto de distorsiones en la variación entre costos y rentabilidad de la agricultura en los últimos años-, la presencia de un grupo importante de productores en crisis, con poco margen para la  capitalización y con problemas de degradación de los recursos. Tal vez, la difusión de tecnología de siembra directa apropiada para este sector se evidencia como materia pendiente en la zona de estudio, más aún cuando existen estas experiencias en otros países o en zonas marginales a la región pampeana.

[1] El partido de Pergamino se ubica al norte de la provincia de Buenos Aires. Productivamente se encuentra en la región conocida como Núcleo Maicero de la región pampeana; la agricultura constituye un 75% del valor bruto de la producción y la ganadería un 25%.

[2] Los testimonios utilizados en este artículo son extraídos de entrevistas realizadas a: productores que adoptaron siembra directa, contratistas que prestan servicios de siembra directa y productores que se mantienen en el sistema de agricultura convencional.

[3] El principal aporte que realiza la siembra directa al suelo es la cobertura que va formando nuevo suelo a partir de los distintos rastrojos de los cultivos y por lo tanto, las rotaciones son fundamentales para que ésta formación sea exitosa.

[4] En Pergamino el cultivo que mayoritariamente se realiza con siembra directa es la soja de segunda.

Fall 2004/Winter 2005Volume III, Number 1

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