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About the Author

Kendrick Foster is a junior at Harvard studying History. He is heavily involved with on-campus publications, teaches Boston high schoolers about international relations, and does research on corruption in Latin American infrastructure projects. 

Acerca del Autor

Kendrick Foster es un estudiante de tercer año en Harvard estudiando Historia. Está involucrado con publicaciones estudiantiles, enseña estudiantes bostonianos de escuela secundaria sobre relaciones internacionales y hace investigaciones sobre la corrupción en proyectos de infraestructura en América Latina. 

International Cooperation Minus the Empanadas

by | Feb 4, 2021

Applying for the DRCLAS winternship program over winter break was a no-brainer for me. Latin America has always interested me, and it made sense to learn more about the region even when classes weren’t in session. However, much had changed since I was in Buenos Aires in 2019 with the DRCLAS summer internship program, as the Covid pandemic made international travel all but impossible. While the amazing DRCLAS team made the program worthwhile, this winter internship experience could never replicate my time in Buenos Aires.

Buenos Aires, Argentina. Photo by Matias Wong on Unsplash

For three weeks, I worked virtually at the Argentine Network for International Cooperation (RACI, from its Spanish acronym). RACI, a network of Argentine civil society organizations, seeks to increase its members’ access to international cooperation. I worked to find grants from international organizations, national governments and private foundations, translating them into Spanish so RACI could distribute them to its member organizations. Recognizing the pandemic’s negative impacts on civil society, RACI also opened an Emergency Grants program for civil society organizations across the region. As part of its evaluation process, I researched dozens of these groups, ranging from small community organizations providing mental health services to national organizations promoting transparency in public spending to charities with branches in several Latin American countries. The diversity of these organizations across the region particularly struck me.  

Beyond its work supporting regional civil society, RACI also has a substantial research arm. In order to improve its research practices, I looked into several ethical frameworks for human research and protocols for data protection. These included foundations of medical ethics such as the Belmont Report as well as the European Union’s General Data Protection Regulation, which sets out several guidelines specifically for researchers. In the end, I regret to say that I didn’t make any major research breakthroughs or write any new legislative proposals. But frankly, when civil society is under threat from so many sources, contributing to Argentine civil society’s daily operation seemed like a feat enough to me. I kept Steven Levitsky’s initial presentation to our cohort in mind throughout my internship: He had warned us about the dangers to democracy across Latin America, and I felt inspired as I surveyed the numerous organizations working tirelessly to promote governmental transparency and accountability.

Of course, working from home and listening to professors expound on topics like migration and art is no substitute for the whole cultural package that I got while in Buenos Aires. Writing emails back and forth with my supervisor in Spanish is no substitute for being forced to interact with people in Spanish on a day-to-day basis. And of course, the “Zoom commute” from my bed to my desk is no substitute for riding the 152 colectivo along Santa Fé Avenue in rush hour, even if I don’t miss the traffic. I felt more and more nostalgic for Buenos Aires by the day. In this virtual internship, I could immerse myself in Argentina only for so long before remembering that I was actually in Texas.

Rainy Day in Buenos Aires, Argentina. Photo by Nathalia Segato on Unsplash

Now that I’m back in Boston for the spring semester, I’ve reflected a lot on my time at RACI. Three weeks is hardly enough time to get a good feel for an organization, even in an in-person world; by the time my internship ended, I felt like I had just started hitting my stride. In the face of all the downsides, though, there were a couple of upsides. My work at RACI rekindled my desire to work in Latin America after graduation. Above all, it made me optimistic about the future of international cooperation, however dire this future may seem. Border closures and travel restrictions cannot stop humanity’s impulse to help one another.

Cooperación Internacional (sin las empanadas)

Por Kendrick Foster

Era obvio que debía aplicar por el programa de pasantías de invierno con DRCLAS. América Latina siempre me había interesado y tenía sentido para aprender más sobre la región aún cuando clases no estaban en sesión. Sin embargo, mucho hubo cambiado desde que estaba en Buenos Aires en 2019 con el programa de pasantías de verano con DRCLAS, ya que viajes internacionales se pusieron imposibles por la pandemia de Covid-19. Mientras el equipo increíble de DRCLAS aseguró que el programa valía la pena, esta experiencia nunca podía replicar mi tiempo en Buenos Aires.

Buenos Aires, Argentina. Photo by Matias Wong on Unsplash

Para tres semanas, trabajé en una organización llamada la Red Argentina de Cooperación Internacional (RACI). Comprensiblemente, RACI es una red de organizaciones de la sociedad civil argentina que busca subir el acceso a cooperación internacional para sus miembros. Para alcanzar ese fin, trabajaba para encontrar subvenciones de organizaciones internacionales, gobiernos nacionales y fundaciones privadas y traducirlas para que RACI pudiera distribuirlas a sus organizaciones socias. Debido a los impactos negativos de la pandemia a la sociedad civil en la región, RACI también abrió un programa de subvenciones de emergencia por organizaciones de sociedad civil a través de la región. Como parte de su proceso de evaluación, investigaba docenas de estos grupos, de organizaciones comunales pequeñas que prestan servicios de salud mental a organizaciones nacionales que promueven transparencia en presupuestos públicas a organizaciones con sucursales en varios países de la región. En particular, la diversidad de estas organizaciones me impactó.

Más allá de su trabajo para apoyar la sociedad civil, RACI también tiene un eje de investigación substancial. Para mejorar sus prácticas de investigación, buscaba varios marcos normativos de investigación con seres humanos y protocolos de protección de datos. Incluían fundaciones de éticas médicas como el Informe de Belmont en adición de la Regulación General de Protección de Datos de la Unión Europea, que establece unas líneas guías para investigadores específicamente. En fin, lamento que no hice un gran adelanto de investigación y no escribí un nuevo proyecto de ley. Francamente, cuando la sociedad civil está en peligro de tantas fuentes, era bastante contribuir al día a día de la sociedad civil argentina. A través de mi pasantía, pensaba sobre lo que el profesor Steven Levitsky nos dijo en su presentación inicial a nuestra cohorte: Nos advirtió sobre esos peligros a democracia en la región y sentía inspirado como estudiaba las organizaciones que trabajan infatigablemente para promover la transparencia y rendición de cuentas.

Por supuesto, trabajar en casa y escuchar a profesores hablar en temas como migración y arte no son sustitutos para el paquete cultural que recibí cuando estaba en Buenos Aires. Escribir correos electrónicos en español no es un sustituto para la interacción en español diariamente. Y por supuesto, el viaje diario entre mi cama y mi escritorio no es un sustituto para tomar el colectivo 152 en la avenida Santa Fé en la hora pico, aún si no extraño el tráfico. Sentía más y más nostalgia cada día. En esta pasantía virtual, sólo podía sumergirme por unas horas antes de que me di cuenta de que todavía vivía en Texas.

Rainy Day in Buenos Aires, Argentina. Photo by Nathalia Segato on Unsplash

Ahora que estoy en Boston para el semestre de primavera, he reflejado mucho sobre mi tiempo en RACI. Tres semanas no es bastante tiempo para tener una buena idea de una organización, aún en un mundo en persona. Cuando mi pasantía terminó, sentí que sólo había empezado. En la cara de los aspectos negativos, sí habían unos aspectos positivos. Primero, mi trabajo en la RACI reavivó mi deseo a trabajar en América Latina después de que termino mi bachillerato. Más que todo, me puso optimista sobre la futura de cooperación internacional, aunque pueda parecer grave. Fronteras cerradas y restricciones de viaje no pueden parar nuestros impulsos a ayudar.

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