Sobre Envíos Epistolares y Violencias

De como se cultiva la persistencia en Colómbia

by | Dec 30, 2008

Colombian artist Doris Salcedo created an installation with 25,000 candles in memory of victims and protest against the war in Bogotá’s Plaza de Bolívar. Photo by Alex Fattal

Señores: Por medio de este pequeño escrito quiero contarle que durante el tiempo que estuvimos invadidos por tanta violencia me daba mucho miedo salir a la calle, ya que imaginaba siempre lo peor debido a que estábamos rodeados de personas que querían hacer el mal, pero a la vez me llenaba de valor para seguir adelante cuando pensaba en las palabras que pronunciaban mis padres y los sacerdotes dándonos fuerzas para luchar contra tanta maldad; pero una de las frases que no olvidaré es que “después de la tormenta viene la calma” y así ha seguido nuestro pueblo unido orando para que siga reinando la Paz.” Luis Santiago Hoyos (niño) a Señores, Granada, Antioquia, Abril 23 de 2007

“A un lector desconocido: (…) La violencia, entonces, como una avalancha de mil cabezas, arrastró todo, la vida, y detrás de ella la poca ilusión y la poca esperanza que me quedaba. ¿De qué podía asirme? ¿De la patria? ¿De la nacionalidad? Todo esto desapareció, pero quedó el mundo, la humanidad, la vida, los autores amados, los amigos y las amigas, mi familia, mis hijos, Roberto Carlos y Melissa Milena, Tibio, el perro de la familia, mi singularidad, mis deseos y mi voluntad de transformación y lo más importante, mi inconformidad y mi poder de resistencia.”

— Carta de Pedro Conrado Cúdriz (adulto) a un lector desconocido, Junio 10 de 2007

A través del proyecto “Cartas de la Persistencia”, liderado por la Biblioteca Luis Angel Arango del Banco de la República, la Secretaría Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá y el Instituto Pensar de la Universidad Javeriana en el marco de la designación de la UNESCO a Bogotá como Capital Mundial del Libro 2007, aproximadamente 6,000 colombianos se convirtieron en escritores de cartas que se harán públicas de diversas formas. Poner en escena el reconocimiento del sujeto que se reconstituye frente a los efectos de disgregación de las violencias y conflictos, ha sido uno de los más importantes alcances de esta iniciativa de escritura epistolar. Este proyecto invitó a las personas a relatar a otros, a través del formato epistolar, la historia propia sobre cómo se enfrenta los obstáculos diarios en Colombia.

El resultado de esta invitación al reconocimiento fue la llegada de aproximadamente 6,000 cartas narradas por personas de todas las procedencias y edades sobre la persistencia frente a diversos tipos de violencia, desde la intrafamiliar, hasta la del conflicto armado, sobre la persistencia frente a obstáculos económicos, sociales y cotidianos, sobre la persistencia frente a las dificultades más sutiles o más abrumadoras de la Colombia contemporánea. Un archivo histórico se construirá a partir de estos documentos alguna vez pensados como privados pero que ahora serán hechos públicos de diversas maneras a partir de 2008. El material recibido también se divulgará de diversas maneras a través de exposiciones, envíos masivos de Cartas de Persistencia, la publicación de una antología y una gran convocatoria artística, entre otras.

Cartas de la Persistencia inauguró en Colombia la puesta en escena de prácticas dialógicas que impulsan la entrada de una multiplicidad de voces al ámbito público y complican la categoría de “víctimas” y la narrativa de una Colombia apocalíptica y desastrosa. Los niños de un pueblo azotado por la violencia como Granada, Antioquia, a quien anteriormente se le llamaban en el lenguaje de la “violentología” o del análisis militar y noticioso “población civil” o “víctimas del conflicto”, fueron algunos de las miles de personas que escribieron desde el reconocimiento de su persistencia cotidiana y creatividad vital y no ya desde su posición de seres indefensos y asustados frente a las bombas o las balas.

Así mismo, frente a las miles de cartas de miedo que circulan en Colombia buscando no animar o dar testimonio sino desanimar, bombardear el aliento, la voluntad, el pensamiento, y paralizar las fuerzas del destinatario las Cartas de Persistencia que dependen de la alocución a otros se sitúan en la costa opuesta. Las cartas anónimas, cartas-bomba o cartas-amenaza que le llegan a personas en todo el país insultándolas, anunciándoles que no denuncien, que abandonen sus tierras, que no actúen, so pena de desaparecerlos, desmoralizarlos o generarles miedo a través del insulto, contrastan con miles de Cartas de Persistencia que dan cuenta a otros de un trabajo personal de resistencia, solidaridad y pacifismo. Este no es un trabajo de reflexión y de duelo privado, sino uno más amplio, que constantemente invita al destinatario y al público en general a ser testigo de las diversas pero poco documentadas formas de seguir viviendo en Colombia.

En medio de importantes reflexiones sobre las posibilidades de rememorar y sobre cómo hacerlo, las cartas sobre la violencia del conflicto armado rompen con la lógica del desastre para localizar al sujeto en un después, distinto al pasado trágico. Estas expresan la necesidad de la presencia de otros para enfrentar la adversidad, reforzando el hecho de que se narra para otros y con otros, de que el tercero está siempre en la mira no solo de la carta misma sino de las múltiples formas del persistir cotidiano. David Alberto Zuluaga, un joven de Granada, Antioquia, cuenta sobre el dolor que le causó la entrada de grupos armados a su región y el asesinato de sus hermanos en la finca que su familia abandonó. Al final de su historia articula su persistencia añadiendo: “Hoy 7 años después, muchas personas me motivaron para que siguiera con el estudio y ahora estoy en el grado octavo, estudio en la mañana y diario en la tarde salgo a vender empanadas a la calle (…) Ahora estoy tratando de superar todo el daño que me ha causado la guerra, con la ayuda de mis amigos (…)”. Como ésta, la historia de persistencia de muchos es una historia sobre el encuentro con otros. A través de la carta, que ya es el documento que por excelencia involucra a otros, se cuenta precisamente cómo la comunidad, la familia, los amigos, los compañeros posibilitan la escena de la persistencia.

Frente a la explosión o a la carta explosiva que no busca sino aquella respuesta difícilmente verbal del dolor, la melancolía o la disgregación, frente a la acción armada o a la carta-arma como instrumento de poder que construye, disciplina y subordina a ciertos sujetos, frente a los actos o a las cartas en las que el autor busca expresar su fuerza o hacer constar su propiedad, nos topamos con las Cartas de Persistencia. Estas sí quieren producir una respuesta y reflexionar. Documentar esta respuesta y darla a conocer es y será uno de los propósitos más importantes a medida que continúa este importante proyecto.

Winter 2008Volume VII, Number 2

María Ospina es candidata a doctorado en el Department of Romance Languages and Literatures de Harvard donde está escribiendo su tésis doctoral sobre cultura colombiana de finales de siglo 20. Se ha desempeñado como coordinadora del proyecto Cartas de la Persistencia y actualmente es curadora y colaboradora de dicha iniciativa.

 

 

 

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