Resilience and Resistance in the Peruvian Deserts

by | Apr 4, 2018

 

The team looks over a cornfield affected by the floods.

 

Just a few decades after Francisco Pizarro conquered Peru and the Inca Empire, a natural disaster struck the Peruvian coast, threatening to put an end to the colonial project. Locals described putrefied farmland, locusts and the destruction of entire settlements caused by massive El Niño floods. El Niño Southern Oscillation (ENSO) is a climatic phenomenon that arises due to changes in normal sea surface temperatures and winds over the Pacific Ocean. As a result, El Niño brings heavy rains to the otherwise desert coast of Peru, causing floods  and related effects: plagues, disease, water and food shortages. While the first written records describing these events are dated to the colonial period, El Niño flooding has been occurring on the coasts of Peru and Ecuador since the beginning of the Holocene. Today, climate change has led to a change in the pattern of events: El Niños are more frequent, unpredictable and intense.

February 2017 witnessed just this kind of El Niño: the El Niño costero. This event went undetected by both the U.S. and Peruvian climate monitoring institutions until it was too late—it was the most destructive event in recent memory, leading to 158 flood-related deaths, 1,372,260 people displaced, and 3.124 billion dollars in damage.

These massive events push the limits of the modern state; however, the prehistoric cultures of Peru not only survived, but flourished for almost five times as long, until the Conquest in 1532. This past summer, my team and I decided to explore the ancient landscapes of the remote Peruvian deserts to ask how prehispanic societies managed El Niño without the help of modern-day technology.

The team uses remote sensing techniques and paleo-botanical analysis to reconstruct agricultural landscapes from pre-hispanic coastal Peru.

 

In normal years, the Pampa de Mocan—characterized by active dune fields and wind-eroded surfaces—receives less than half an inch of precipitation each year. And although this environment is inhospitable to any kind of life, we found densely concentrated archaeological remains, including a vast ancient irrigation system. The system included both opportunistic features, such as check-dams to divert or capture floodwaters dating to around 900 BC, and man-made, large-scale infrastructure, such as aqueducts and irrigation canals dating to 1100 AD. It was only after the 2017 El Niño costero that we came to understand how large-scale and long-term agriculture could take place in this desert: El Niño floodwaters turned the Pampa de Mocan into a veritable oasis.

Thanks to drone photography, we can compare images of the Pampa de Mocan in 2016 (a) and in 2017, after the El Niño costero (b). With a team of Peruvian biologists and support from the David Rockefeller Center for Latin American Studies (DRCLAS), I set out to collect and record the plant growth across the Pampa de Mocan. We recorded more than 45 plant species, approximately 70 percent of which bloomed thanks to the 2017 El Niño event.

Blooming flowers in the desert.

 

The El Niño-related plants included wild tomatoes, flowering herbs, gourds and legumes, along with sturdy shrubs and young trees such as Capparis (also known as sapote or caper bush) and Prosopis (the mesquite or carob tree in the United States).

Incredibly, while the floodwaters caused widespread destruction to the modern-day farmland, local farmers used the ancient agricultural landscape in their backyards as an emergency resource. An aqueduct dating to around 1100 AD acted as a dam during the 2017 floods, protecting the nearby town but also forming a reservoir. As the waters receded, moisture and rich sediments were left behind. There, in these hidden pockets of soils just behind the aqueduct, modern farmers tapped the near-surface moisture to plant corn, beans and squash. The ancient agricultural remains provided a refuge for today’s opportunistic farmers and helped to defray crop loss in the aftermath of disaster.

The Pampa de Mocan archaeological evidence and the response of plant life in this desert to the 2017 El Niño suggests that ancient agriculturalists practiced a fundamentally different kind of disaster-response strategy than what is used today. Prehispanic societies were flexible and willing to adapt to the opportunities presented by El Niño flooding, and some modern-day farmers continue that tradition. One of the lessons of the El Niño Costero is that resilience to major climatic events is in practice today and can be traced back to prehistory. Future management of flood events might include the strategic use of otherwise marginal areas of the coastal landscape—places such as the Pampa de Mocan, which, although it has already returned to its desert state, is waiting for the next opportunity to bloom.

A view of the desert.

Resistencia en los desiertos peruanos

Un Foto-ensayo sobre el El Niño Costero 2017

Por Ari Caramanica

Apenas unas décadas después de que Francisco Pizarro conquistara al Perú y el Imperio Inca, un desastre natural golpeó la costa peruana amenazando con poner fin al proyecto colonial. Los locales describen tierras de cultivo putrefactas, langostas y la destrucción de poblaciones enteras causada por masivas inundaciones de El Niño. El Niño Southern Oscillation o ENSO describe un fenómeno climático que surge debido a cambios en las temperaturas normales de la superficie del mar y vientos sobre el Océano Pacífico. Como resultado, ‘El Niño’ trae fuertes lluvias a la costa de Ecuador y el desierto de Perú, causando inundaciones y efectos secundarios como: plagas, enfermedades, escasez de agua y alimentos. Mientras que los primeros registros escritos que describen estos eventos son de la época de la Colonia, El Niño estaba ocurriendo en las costas de Perú y Ecuador desde el comienzo del Holoceno. Hoy en día, el cambio climático ha llevado a un cambio en el patrón de eventos: El Niño es ahora un fenómeno que se produce con mayor frecuencia e intensidad. Es un fenómeno cada vez más impredecible.

En febrero de 2017, fui testigo precisamente de este tipo de El Niño: El Niño costero. Este evento no fue detectado por las instituciones de monitoreo climático de los Estados Unidos y Perú hasta que fue demasiado tarde y fue el evento más destructivo en la historia reciente, causando 158 muertes relacionadas con inundaciones, 1.372.260 personas desplazadas y 3,124 billones de dólares en daños.

Estos eventos masivos empujan los límites del estado moderno; Sin embargo, las culturas prehistóricas del Perú no sólo sobrevivieron, sino que la población ha sabido adaptarse al fenómeno del Niño durante más de 3.000 años hasta la conquista en 1532. El verano pasado, mi equipo y yo decidimos explorar los antiguos paisajes de los desiertos peruanos remotos para preguntar cómo las sociedades prehispánicas lograron sobrevivir a El Niño sin la ayuda de la tecnología actual.

En años normales, la Pampa de Mocan, caracterizada por campos activos de dunas y superficies erosionadas por el viento, recibe menos de media pulgada de precipitación cada año. Y aunque este medioambiente es inhóspito para cualquier tipo de vida, nosotros hemos encontrado restos arqueológicos densamente concentrados dentro de esta área, incluyendo un vasto sistema de riego. El sistema incluía características oportunistas, como represas para desviar o capturar las aguas de inundación que datan de alrededor de 900 a.C. y una infraestructura a gran escala hecha por el hombre, como acueductos y canales de riego que datan de 900 a.C. a 1460 d.C. Fue sólo después del El Niño costero del 2017 que llegamos a comprender cómo era que la agricultura podría ser desarrollada a tan gran escala y a través del largo plazo dentro de este desierto: las inundaciones de El Niño hacen que la Pampa de Mocan se transforme en un verdadero oasis.

Gracias a las fotografías de drones, podemos comparar imágenes de la Pampa de Mocan en 2016 (a) y en 2017, después de El Niño costero (b). Con un equipo de biólogos peruanos y el apoyo del Centro David Rockefeller de Estudios Latinoamericanos (DRCLAS), me propuse recolectar y registrar el crecimiento de las plantas en la Pampa de Mocan. Registramos más de 45 especies de plantas, aproximadamente el 70% de las cuales florecieron gracias al evento El Niño 2017.

 

Las plantas relacionadas con El Niño incluyeron tomates silvestres, hierbas con flores, calabazas y legumbres, junto con arbustos robustos y árboles jóvenes como Capparis (también conocido como zapote o arbusto de alcaparras) y Prosopis (el algarrobo o mesquite en los Estados Unidos).

Increíblemente, aunque las aguas de la inundación causaron una destrucción generalizada en las tierras de cultivo modernas, los agricultores locales utilizaron el antiguo paisaje agrícola como recurso de emergencia. Un acueducto que data de alrededor de 1100 a.C. actuó como una presa durante las inundaciones de 2017, protegiendo la ciudad cercana, pero también formando un embalse. A medida que las aguas retrocedían, la humedad y los ricos sedimentos se  acumulaban atrás de la presa. Allí, en los bolsillos ocultos de suelos justo detrás del acueducto antiguo, los agricultores modernos aprovecharon la humedad cercana a la superficie para sembrar maíz, frijoles y calabaza. Los antiguos restos agrícolas proporcionaron un refugio para los agricultores oportunistas de hoy en día y ayudaron a sufragar la pérdida de cultivos después del desastre.

La evidencia arqueológica de la Pampa de Mocan y la respuesta de la vegetación en este desierto al El Niño de 2017, sugiere que los agricultores antiguos practicaban una especie de estrategia de respuesta a los desastres fundamentalmente diferente de lo que utiliza el estado hoy en día. Las sociedades prehispánicas eran flexibles y estaban dispuestas a adaptarse a las oportunidades que presentan las inundaciones de El Niño, y algunos agricultores de hoy en día siguen esta tradición. Una de las lecciones de El Niño Costero es que la resistencia a eventos climáticos es una práctica que continúa hoy en día y se remonta a la época prehispánica. La futura gestión de los eventos de inundación podría incluir el uso estratégico de áreas marginales del paisaje costero—lugares como la Pampa de Mocan, que, aunque ya ha vuelto a su estado desértico, está esperando la próxima oportunidad para florecer.

Spring/Summer 2018Volume XVII, Number 3

 

Ari Caramanica is a Ph.D. candidate in the Harvard Anthropology Department. Her research focuses on the sociopolitical impacts of borderland occupation and the reconstruction of agricultural landscapes of pre-hispanic coastal Peru using remote sensing techniques and paleobotanical analysis. She is currently a Dumbarton Oaks William R. Tyler Fellow. She received a DRCLAS grant to travel to Peru.

 

Collaborators: Universidad Peruana Cayetano Heredia Laboratorio de Palinología y Paleobotánica, Claudia R. Morales, Fiorella Villanueva, Roxana Tornero, Prof. Luis Huaman Mesia, and Dr. Luis Jaime Castillo Butters.

Ari Caramanica es una candidata doctoral en el Departamento de Antropología de Harvard. Su investigación se centra en los impactos sociopolíticos de la ocupación fronteriza y la reconstrucción de paisajes agrícolas de la costa prehispánica del Perú utilizando técnicas arqueológicas y análisis paleobotánico. Actualmente es becaria de Dumbarton Oaks (William R. Tyler Fellowship). Ella recibió apoyo de DRCLAS para viajar a Perú.

Colaboradores: Universidad Peruana Cayetano Heredia Laboratorio de Palinología y Paleobotánica, Claudia R. Morales, Fiorella Villanueva, Roxana Tornero, Prof. Luis Huamán Mesia, y Dr. Luis Jaime Castillo Butters.

 

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