Sports and Political Imagination in Colombia
Some Unanswered Questions
The exhibit shows the history of soccer and the history of the country as entwined, especially during the years 1989-1990. In May 1989, Medellín’s National Athletic team won the Copa Libertadores de América (Liberators of America Cup) for the first time for Colombia. In the second semester of 1989, this team was the core of the national team, which qualified for the World Cup in Italy in 1990. During this same period, three presidential candidates were assassinated (Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo and Carlos Pizarro). The museum exhibit includes some front pages of one of the national newspapers. Images of a crowd at Galán’s funeral share the page with images from the national team’s triumph. How can one make sense of this “coincidence”?
Deporte e Imaginación Política en Colombia
By Ingrid J. Bolívar
El pasado 3 de diciembre se inauguró en el Museo Nacional de Colombia la exposición temporal Un País Hecho de Futbol. Fotografías de prensa, narraciones de radio, uniformes y otros objetos asociados al mundo deportivo cuentan distintas historias de ese deporte en el país y especialmente historias de la Selección Colombia de mayores.
La exposición propone una periodización en donde la historia del futbol y la historia del país se entretejen. Especialmente reveladores resultan los años de 1989 y 1990. En mayo de 1989 el equipo Atlético Nacional de la ciudad de Medellín gano, por primera vez para un club colombiano, la Copa Libertadores de América. En el segundo semestre de ese año, ese equipo funcionó como la base de la Selección Nacional que consiguió la clasificación al Mundial de Italia 1990. En ese mismo periodo, tres candidatos a la presidencia de la Republica fueron asesinados (Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro). La exposición del Museo incluye las primeras páginas de uno de los periódicos nacionales. Imagénes de la movilización social para el entierro de Galán, comparten la página con imagénes del triunfo de la selección. Cómo hacer sentido de esa “coincidencia”?
En una entrevista para el documental Los Dos Escobar dirigido por Jeff and Michael Zimbalist dentro de la colección 30 for 30 de ESPN en 2010, quien fuera el director técnico del Equipo Atlético Nacional de Medellín y de la Selección Colombia, Francisco Maturana se refería a ese periodo en la historia del futbol y la política en el país en los siguientes terminos “Cuando la gente veía a la selección triunfando, la gente decía esos somos nosotros, nuestro equipo, esa es nuestra identidad… La gente nos abrazó, nos adoptó. Éramos una extensión de una ilusión, éramos la alegría y la idiosincrasia.. ya! Pero cuando veíamos lo que pasaba en Colombia para nosotros era sacar pecho, sacar más casta, más energía, jugar mejor”#. Después y refiriéndose al asesinato del jugador Andrés Escobar en Junio de 1994, Maturana señalaba “A Andrés no lo mató el fútbol, era uno del fútbol y lo mato la sociedad”. Como el director técnico, otros jugadores también intentan mostrar como se articulan la historia del futbol y otros procesos sociales. Leonel Álvarez, Alexis García, Luis Fernando “El Chonto” Herrera, entre otros jugadores de la Selección comentan sus propias trayectorias para hacerse futbolistas en una ciudad donde no había canchas o escuelas de futbol asequibles para ellos.
Esas distintas declaraciones muestran hasta qué punto la narrativa sobre futbol y politica que resalta que unas redes regionales de narcotráfico con sedes en Medellín, Cali y Bogotá infiltraron y compraron equipos y jugadores para así “lavar dólares” subestima no solo la raigambre social de algunas de esas redes sino más especialmente la especificidad del deporte como practica social, su trayectoria regional e institucional en el pais. Ademas, esa narrativa ignora a los deportistas y sus experiencias, las luchas sociales de algunas comunidades de donde ellos provienen, asi como la competencia y el triunfo deportivo como motivo genuino de orgullo y celebración colectiva. Las imágenes de Pablo Escobar inaugurando canchas de microfútbol, por ejemplo, tienden a despertar comentarios centrados en la “manipulación” que el jefe del Cartel de Medellín hizo de los sectores populares en donde también reclutaba su ejército. La cercanía de Escobar con algunos jugadores es vista como una relación meramente instrumental o como expresión de la “falta de valores”, la “falta de educación” y “moral” de parte de los jugadores. Muy poca atención se presta, en esos señalamientos, a la historia del espacio público entre los sectores populares en las ciudades, a la trayectoria de los espacios de formación deportiva y de ocio entre esas comunidades, a la importancia que ellas dan a los torneos y a lo que niños como Leonel, Alexis, y Chonto aprendieron a valorar en las canchas. Quizás las canchas y los balones fueron conseguidos y donados por Pablo Escobar. Quizas asi fue. Sin embargo, eso no debería impedirnos preguntar por lo que distintas comunidades han construido en torno a esos espacios, por el gran deleite que distintas generaciones viven en la practica deportiva, por los recuerdos de los niños y el orgullo de los vecinos al ver que uno de los suyos se volvió jugador profesional y parte de la selección nacional. Preguntarnos por esas dinámicas constituye también una oportunidad para explorar cómo los propios jugadores han vivido no sólo su formación deportiva sino otros procesos que, como el de violencia política, define parte de los rasgos de la sociedad nacional. Cómo por ejemplo los pobladores de una zona como Urabá, que fue escenario de importantes masacres a mediados y finales de los años ochenta, vivieron el ascenso al profesionalismo de jugadores como John Jairo Trellez, Luis Carlos Perea, Luis Hernando Gaviria. Jugadores de sus propios vecindarios. Que representó para esos pobladores ver a los muchachos triunfar, ganar la titular en Medellín, viajar. No tenemos en las ciencias sociales colombianas estudios sobre la historia social del deporte y los deportistas. Con frecuencia se afirma que esos deportistas, por lo menos en futbol y ciclismo tienden o tendían a provenir de los sectores populares. Se habla también de la procedencia regional de muchos de ellos y se dibuja con sus dotes una nueva geografía. Esto, hasta el punto que Tony Mason, un conocido divulgador de la historia del futbol en distintas partes del mundo comenta el proyecto del técnico Maturana diciendo:
Colombians should play in their own style, essentially a short-passing game based on the individual ball control of the players, but he also insisted on the importance o teamwork, maximizing the regional characteristic of the players. So in midfield the need was for hard workers and well-disciplined players, provided by Alvarez and Gómez from Antioquia region where such qualities are commonplace, while the fantasy was left to Valderrama, Asprilla and Rincon people from Cali and the Coast who were harder to discipline but more creative (140).
La cita es reveladora de una geografía que el futbol invita a imaginar o a re-afianzar. Como en otros terrenos de la vida social en Colombia, la gente de Antioquia es representada como trabajadora y disciplinada, mientras que los pobladores del Caribe y la Costa Pacifica, especialmente Afro Colombianos son vistos como “mas difíciles de disciplinar, pero creativos”. La atribución de una especifica psicología y capacidad corporal a los grupos raciales y-o regionales ha sido muy extendida , y también estudiada en Colombia. Sin embargo, la geografía que se imagina a través de los futbolistas –su procedencia, capacidades corporales, trayectoria- no ha sido analizada aun. Así como tampoco ha sido discutido el lazo del estado con las formas de cultura popular que se expresan en la extracción social de muchos de los deportistas y los espectadores, y en los vínculos que se crean entre ellos a través de la práctica del deporte.
Quizás nuestra falta de curiosidad tiene que ver con la idea de que hay otros problemas sociales más apremiantes o de que el futbol se presta para manipulación y carece de autonomía. Necesitamos transformar nuestras ideas al respecto y explorar la relación entre estado y deporte en Colombia, especialmente aquellos deportes que han alimentado la cultura popular en el país: fútbol, ciclismo, boxeo, principalmente. Quisiera saber por ejemplo, por qué el campeonato profesional de futbol se inicia precisamente en el año de 1948, quiénes eran los lideres regionales que estaban detrás de las diversas ligas departamentales. Como se tejió y se sostuvo la competencia entre las ligas de distintas ciudades durante los años 20 y los 30. Quienes son los empresarios del llamado Futbol de El Dorado y como es que en plena época de la Violencia, distintos clubes pueden pagar futbolistas internacionalmente famosos como Adolfo Pedernera, Alfredo Di Stefano, Nestor Rossi, Valeriano Lopez entre otros.
Quisiera que supiéramos también cómo la vuelta a Colombia, que arranca en 1951, se encuentra con las formas de movilización social, resistencia campesina y violencia política que tienen lugar en distintos municipios. En su hermoso libro Reyes de las Montanas, Matt Rendell# cuenta que en 1964 el diario El Tiempo informaba en primera pagina sobre la declaración de guerra del gobierno nacional contra las republicas independientes, y el bombardeo a Marquetalia y al mismo tiempo publicaba fotos de las etapas de la vuelta a Colombia y la acogida popular a los ciclistas. En junio de 1964, la guerra contra Marquetalia tuvo lugar al lado de un nuevo triunfo del ciclista Antioqueño Martin ¨El Cochise¨ Rodriguez, quien venia participando en la vuelta a Colombia desde 1961. En 1970, el Cochise participo en la llamada ¨Marca de la Hora¨ gracias al patrocinio de un fabricante de bicicletas porque las autoridades deportivas colombianas no consideraban ese evento como un campeonato reconocido. Sin embargo, cuando Cochise resulta campeón y la gente celebra el triunfo, las autoridades colombianas y más especialmente el presidente Misael Pastrana Borrero considera que la ocasión si tiene merito. Rendell cuenta que al dia siguiente del triunfo de Cochise, una foto suya apareció al lado de una aviso publicitario de Proexport, la agencia promotora de exportaciones. En el aviso una invitación a que campesinos y otros sectores asumieran el reto que Cochise había asumido y empezaran a producir para exportar más. Debajo de la fotografía se agradecía ¨la cooperación voluntaria de Martin Emilio Cochise Rodriguez (…) como un gesto patriótico en beneficio del desarrollo nacional¨ (Rendell, 166). A finales de 1999 Cochise Rodriguez fue galardonado como Deportista del Siglo en Colombia, pero no sabemos como él, sus colegas, los aficionados al ciclismo y a otros deportes vivieron la guerra contra las Republicas Independientes y las otras guerras que han tenido lugar en el país. Como en 1970, gran parte de los deportistas deben conseguir sus propios patrocinadores porque el estado no tiene en el deporte una de sus prioridades. Sin embargo y como en 1970, las autoridades y otros sectores esperan que el triunfo deportivo de pie a gestos patrióticos y cuando no, es culpa de los deportista.
Spring 2012, Volume XI, Number 3
Ingrid J. Bolívar is an Assistant Professor in the Political Science Department, Universidad de Los Andes, Bogotá. She is a doctoral student in History at the University of Wisconsin at Madison. Her research focuses on state formation, political violence, and popular culture in Colombia (beauty contests and sports).
Ingrid J. Bolívar es Profesora Auxiliar del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Los Andes, Bogotá. Es estudiante de doctorado en Historia en la Universidad de Wisconsin en Madison. Su investigación se centra en la formación del Estado, la violencia política y la cultura popular en Colombia (concursos de belleza y deportes).
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