Letter from Bolivia
Desolate Streets and Desperation about the Economy’s Future
The death of a well-known businessman to the coronavirus has provoked alarm among Bolivians. If a wealthy man with many possibilities of receiving good health care could succumb to this disease, what can the millions of poor who are the majority of the Bolivian population expect?
The death of Richard Sandoval general manager of AXS, a telecommunications firm, underscored the lack of coordination between government officials and private clinics. A guide sent by authorities to private entities established that all patients with coronavirus should be sent to “a referred hospital,” in this case, the municipal health center of La Paz. But when Sandoval arrived there, no intensive care doctor was on site to operate the respiratory ventilator that Sandoval urgently needed. The doctor who dealt with these emergencies was at another hospital, taking care of several patients. Before he could be transferred to another health center, Sandoval died.
This case illustrates the terrible situation of the state of health in Bolivia, one of the poorest countries in the region. In spite of a decade of economic bonanza, the previous government of Evo Morales, who resigned last November, did not make significant improvements in the area of health.
Thus, the country faces a crisis with a scarcity of intensive care beds and artificial respirators. Health care workers are lacking protective gear like masks and gloves. To date, the coronavirus has not spiraled out of control, with 183 confirmed cases as of Monday, April 6 and only 11 fatalities. However, it’s thought that cases are seriously undercounted, according to the health minister of Santa Cruz. The doctor estimates that it’s quite possible Bolivia might have already 500 cases, although they have not yet been detected. Bolivia has performed fewer tests than any country in the region because of a lack of specialized laboratories.
Meanwhile, as of March 22, the country has been in strict quarantine. Citizens between the ages of 18 and 65 can go out of their homes only once a week between 7 a.m. and noon, depending on the last digit of their identity card. No public or private vehicles are allowed on the streets at any hour within the city or between cities. Borders and airports are closed.
The normally chaotic city of La Paz only offers, like the rest of Bolivian cities and towns, desolate and silent streets. Supermarkets and pharmacies are open—but only until noon.
Bolivians over 65 cannot leave their homes under any circumstance, and those who live alone have encountered problems getting food and medicine. There are some 30,000 people over the age of 65 who live alone in Bolivia. Many of their relatives and friends live far away, and because there is no transportation, it’s very difficult to help them out and bring them medicine or food.
The quarantine was scheduled to last three weeks and to end April 15, but government officials have sent signals that they may extend it until the end of April. If this happens, the impact on the economy would be even more disastrous than the actual situation. In Bolivia, around 70% of workers are in the informal economy without income if they do not work every day. Thousands of taxis, hairdressers, waiters, merchants and other informal workers are in a situation of real desperation, and if the quarantine is extended, serious violence may ensue.
To ease this situation, the government has begun to distribute vouchers to citizens, one for 500 bolivianos (US$71) for every child in public school, benefiting about 1.5 million families; the other, for 400 bolivianos (US$57), will be given to the poorest 1.2 million households, about 40% of the total. The government has stated that both vouchers will reach 70 percent of Bolivians.
Congressional bills have managed to postpone payments for bank debts until at least September, giving relief to thousands of debtors, individuals and businesses, who at this time would have great difficulties in paying back loans. Electricity, water and Internet bills have also been lowered with the government making up the difference. Finally, tax payments have also been postponed.
Despite all this, it’s believed that the consequences for the economy will be devastating and could aggravate instability, which is already quite acute. Moreover, with oil prices at US$30 a barrel, income from the export of natural gas to Brazil and Argentina, the country’s principal income, has plummeted. The coronavirus, as it has the world over, has brought threatening clouds to the future of Bolivia.
Bolivia: Calles desoladas y desesperación por el futuro de la economía
Por Raúl Peñaranda U.
La muerte de un conocido empresario debido al coronavirus ha generado alarma en la población boliviana. Si una persona adinerada y con muchas posibilidades de acceder a tratamientos de salud, como era Richard Sandoval, gerente general de AXS, una empresa de telecomunicaciones, perdió la vida por esta enfermedad, ¿qué pueden esperar los millones de pobres que son la mayoría de la población boliviana?
La muerte de Sandoval puso énfasis en la falta de coordinación entre las autoridades y las clínicas privadas. Una guía enviada por las autoridades a las entidades privadas establecía que cualquier paciente con coronavirus debería ser enviado a un “hospital de referencia”, en este caso un centro municipal de salud de La Paz. Pero cuando llegó allí, no había un médico intensivista que pudiera operar el ventilador artificial que Sandoval requería. El que trabaja allí estaba en otro hospital atendiendo a diversos pacientes. Cuando se decidió llevarlo a otro centro de salud, Sandoval murió.
Este caso muestra la terrible situación del estado de la salud en Bolivia, uno de los países más pobres de la región. Pese a una década de bonanza económica, el gobierno anterior, que lideró Evo Morales, renunciado en noviembre pasado, no hizo grandes mejoras en el área de la salud.
El país enfrenta esta crisis, por lo tanto, con escasas camas de terapia intensiva, insuficientes cantidades de respiradores artificiales y personal de salud sin los equipos de bioseguridad necesarios para protegerse ellos mismos. Hasta ahora, sin embargo, la enfermedad está bajo control, con 183 casos confirmados hasta el lunes 6 de abril y sólo 11 fallecidos. Sin embargo, se considera que existe un serio subregistro, como lo ha señalado el director de Salud de la gobernación de Santa Cruz, Oscar Urenda. El médico explicó que en Bolivia es posible que haya ya 500 casos, pero que no hayan sido aún detectados. De hecho, Bolivia es el país que realiza menos tests de la región por falta de laboratorios especializados.
Mientras tanto, desde el 22 de marzo el país está en una estricta cuarentena. Los ciudadanos de entre 18 y 65 años de edad pueden salir sólo una vez a la semana, según el dígito en el que termina su número de cédula de identidad, y exclusivamente entre las siete y las 12 del mediodía. No se permite ningún transporte, público o privado, a ningún horario, ya sea dentro de la ciudad o entre localidades diferentes. Tampoco hay vuelos aéreos y las fronteras están cerradas. La caótica ciudad de La Paz sólo ofrece, como el resto de las localidades bolivianas, calles desoladas y silenciosas. Solo están abiertos, hasta mediodía, los centros de abasto y las farmacias.
Los mayores de 65 no pueden abandonar sus viviendas bajo ninguna circunstancia, lo que les ha generado problemas de acceder a alimentos o medicinas para los que viven solos. Los adultos mayores que no viven con familiares son unos 30.000 en todo el país. Muchos de sus familiares y amigos viven en lugares distantes de sus domicilios y como no existe transporte, les es muchas veces difícil llegar a hacerles compañía, prestarles ayuda o llevarles medicinas o alimentos.
La cuarentena debería durar tres semanas y terminar el 15 de abril, pero las autoridades ya están dando señales que quizás se amplíe hasta fines de mes, y completar seis semanas. Si ello fuera así, las consecuencias para la economía serían más desastrosas aún de lo que ya se experimenta hoy. En Bolivia, alrededor del 70% de las personas son trabajadores del mundo informal, que no tienen ingresos si no trabajan cada día. Miles de taxistas, peluqueros, comerciantes, garzones, etc., están hoy en una situación de real desesperación. Extender la cuarentena podría generar brotes serios de violencia.
Para compensar esta situación, el gobierno ha empezado a repartir dos bonos a la ciudadanía: uno de 500 bolivianos (71 dólares) por cada hijo que tenga una familia en la primaria pública. Más o menos 1,5 millones de familias se verán beneficiadas. El otro, de 400 bolivianos (57 dólares) se entregará a 1,2 millones de los hogares más necesitados, alrededor del 40% del total. El gobierno asegura que ambos bonos llegarán, en total, a un 70% de la población boliviana.
También ha habido iniciativas legislativas, que han logrado que los pagos de créditos bancarios sean diferidos por los menos hasta septiembre, dando un respiro a los miles de deudores, personas y empresas, que en este momento tienen serias dificultades para honrar sus préstamos. También se rebajarán durante los meses que dure la emergencia los costos de luz, agua e internet, y será el gobierno el que supla los ingresos faltantes. Finalmente, también se han pospuesto los pagos de impuestos.
Con todo, se cree que las secuelas para la economía serán devastadoras, lo que podría agravar la inestabilidad, que en el país es muy acentuada. Además, con el precio del petróleo en 30 dólares el barril, se han derrumbado los ingresos por la exportación de gas natural a Brasil y Argentina, la principal fuente de ingresos del país. El coronavirus, como en todo el mundo, ha traído unos amenazadores nubarrones para el futuro de Bolivia.
Raúl Peñaranda U., Harvard Nieman Fellow ’08, is a Bolivian journalist. He is the editor of the digital newsite Brújula Digital. Peñaranda was awarded Columbia’s Maria Moor Cabot Prize in 2017. He founded three newspapers in Bolivia, among them, Página Siete, now one of the main newspapers in the country.
Raúl Peñaranda U. es periodista boliviano. Es director del portal de noticias Brújula Digital. Entre varios otros, recibió el premio Cabot, de la Universidad de Columbia, y obtuvo la beca Nieman en el 2017, de la Universidad de Harvard. Es fundador de tres periódicos, entre ellos el diario Página Siete, uno de los principales del país.
Related Articles
A Review of Cuban Privilege: the Making of Immigrant Inequality in America by Susan Eckstein
If anyone had any doubts that Cubans were treated exceptionally well by the United States immigration and welfare authorities, relative to other immigrant groups and even relative to …
A Review of Conservative Party-Building in Latin America: Authoritarian Inheritance and Counterrevolutionary Struggle
James Loxton’s Conservative Party-Building in Latin America: Authoritarian Inheritance and Counterrevolutionary Struggle makes very important, original contributions to the study of…
Endnote – Eyes on COVID-19
Endnote A Continuing SagaIt’s not over yet. Covid (we’ll drop the -19 going forward) is still causing deaths and serious illness in Latin America and the Caribbean, as elsewhere. One out of every four Covid deaths in the world has taken place in Latin America,...